martes, 12 de agosto de 2014

José María Reynoso (ca. 1740-1802)

Biografía
     La primera noticia que tenemos de José María Reynoso es la de su nombramiento como tenor de la catedral de Salamanca en mayo de 1765, tras la muerte en diciembre de 1764 de José Ferrer, músico tenor de esa catedral. Las oposiciones fueron muy concurridas, llegándose a presentar once candidatos de diversos lugares. El maestro de capilla de la catedral de Salamanca, Juan Martín (1709-1789), aunque consideró que ninguno de los candidatos poseía todas las cualidades de un buen cantor, sostuvo que Reynoso era el más adecuado, pues a pesar de que su voz no tenía “mucho lleno”, manifestaba “lucimiento en lo que cantase a solo”. Una vez nombrado tenor en mayo de 1765, Reynoso se comprometió con el Cabildo a ordenarse antes de un año[1]. Este dato es importante, puesto que, al no estar ordenado, en 1765 debía ser aún joven, pero con la edad suficiente para poder ordenarse (unos 24 años). Suponemos, por tanto, que nació hacia 1740.
    Se sabe que Reynoso procedía de Sevilla[2]. Esto viene confirmado por el hecho de que las dos misas de Pedro Rabassa (1687-1767), maestro de capilla de la catedral de Sevilla, que se conservan actualmente en el archivo de la catedral de Salamanca están copiadas por el propio Reynoso. Estas misas son la misa In devotione B.M.V. del año 1741 a 8 voces y continuo[3] y la misa a 4 voces con violines, clarines y continuo[4]. Esto hace suponer que Reynoso se formó como mozo de coro en la catedral de Sevilla, durante los últimos años del magisterio de Rabassa.
    Debido a la ancianidad del maestro Juan Martín, en 1778 Reynoso fue encargado de regir el coro y de sustituir al maestro cuando éste se encontrase enfermo. En enero de 1781 el Cabildo de Salamanca decidió jubilar a Juan Martín por su avanzada edad y los continuos achaques que padecía. Se pensó entonces en nombrar como maestro interino al contralto Juan Galache (ca. 1740-1817) o al tenor José María Reynoso, pero finalmente se nombró al joven Manuel Doyagüe (1755-1842), entonces capellán de coro[5].
    En 1789, tras la muerte del maestro Juan Martín, Reynoso fue nombrado, junto al contralto Juan Galache y al organista Gaspar Baquero, miembro del tribunal que debía juzgar a los seis aspirantes que se presentaron al magisterio de capilla. Entre los ejercicios de oposición, los aspirantes debían componer una antífona (Impetum fecerunt unamiter in eum, del oficio de San Esteban Protomártir) y un villancico a 8 voces más un recitado y aria[6]. Mientras que Galache y Baquero pusieron en primer lugar a Manuel Doyagüe, quien finalmente se llevó la plaza, Reynoso colocó en primer lugar a José Pons, futuro maestro de capilla de la catedral de Valencia, relegando a Manuel Doyagüe al cuarto lugar, por no haber logrado “desempeñar las condiciones que se le encomendaron” en la antífona[7] y por componer en general “con bastante debilidad, desamparo y poco nervio”, si bien admitía que, con todo, su música no dejaba de dar gusto[8].
      José María Reynoso murió en Salamanca el 23 de mayo de 1802.
     Durante su época parece que Reynoso fue muy apreciado en los ambientes musicales de Salamanca. Testimonio de ello es el libro Disertación sobre la estimación que se debe dar a la música y sus profesores, escrito por Manuel Alonso Ortega y publicado en Salamanca en 1791. En este texto se coloca a José María Reynoso como uno de los mejores compositores de música religiosa de su época, junto a Pedro Aranaz y Vides, maestro de capilla en Cuenca, y Diego Llorente y Sola, maestro de capilla en Huesca. Son dos las alusiones a Reynoso que se hacen en este libro. En la primera de ellas, su música religiosa aparece como ejemplo de música que en tiempos modernos es capaz de causar en los oyentes efectos semejantes a los que producía supuestamente la música de la Antigüedad. Para Manuel Alonso Ortega la música moderna (la de Pedro Aranaz y Vides, José María Reynoso y Diego Llorente y Sola) se muestra tan capaz como la antigua de arrebatar el alma y elevar el espíritu:
Pero no examinemos de tan antiguo los prodigiosos efectos de este arte: veamos en nuestros días, ¿quién será el que no se llene de un espíritu tierno y religioso al oír las primorosas composiciones de los famosos compositores don Pedro Aranaz y Vides, don José María Reynoso, don Diego Llorente y Sola? ¿Qué orador famoso, aun valiéndose de toda la energía y fuerza de su  elocuencia, usando de los más escogidos períodos, de la más exquisita retórica, será capaz de conmover nuestros afectos tan al vivo como las composiciones de estos grandes músicos? Digo grandes, pues éstos, siguiendo el camino que prescribe la Naturaleza y uniendo al espíritu de la letra sus más sencillos pensamientos, arrebatan nuestras almas y hacen que nuestro espíritu se eleve a lo divino”[9].
      En la segunda mención, Manuel Alonso Ortega presenta a los que considera mejores compositores dentro de cada uno de los géneros de la música: Haydn, Pleyel y José Castel en la música instrumental, Paisiello y Cimarosa en la música teatral, Aranaz, Llorente y Reynoso en la música religiosa. El texto es el siguiente:
           “¿Si a sus oídos llegaran las composiciones y conciertos de don Josef Haydn, don Ignacio Pleyel y nuestro español Don Josef Castel? ¿Si oyeran las de Paisiello y Cimarosa para el teatro, y de don Pedro Aranaz y Vides, don Diego Llorente y Sola, don Josef María Reynoso para el templo?, ¿qué afectos no se excitan en nosotros al oír estas composiciones?”[10]
 Obra
     Toda la música de Reynoso, a excepción de la partituras que recientemente ha adquirido la Biblioteca Nacional de España, se conserva actualmente en el archivo de la catedral de Salamanca. Las obras de Reynoso están catalogadas de la página 1217 (obra nº 3045) a la página 1268 (obra nº 3200) del reciente catálogo de los fondos musicales de este archivo[11]. No se conocen por ahora obras de Reynoso en otros archivos. Si a esto se suma que las partituras conservadas en Salamanca son en su mayoría autógrafas y que las partituras adquiridas por la BNE son también autógrafas y proceden de Salamanca (como argumentaremos más adelante), puede concluirse que la obra de Reynoso no trascendió los círculos para los que se compuso. Que su música se conserve actualmente en la catedral de Salamanca no quiere decir, sin embargo, que sus obras religiosas se compusiesen todas para ejecutarse en la catedral. La mayoría de las obras religiosas de Reynoso exigen una parte de viola y en la catedral de Salamanca entonces no existía un músico que tocase la viola. La ausencia de viola en la catedral de Salamanca explica que ni las obras de Juan Martín ni luego las de Manuel Doyagüe exijan una parte de viola. Josefa Montero, profunda conocedora de la obra de Doyagüe, afirma que las obras de este compositor “no suelen tener parte para viola, evidentemente porque la capilla musical no contaba con este instrumento en tiempos del compositor”[12]. Añade que, de las 700 fuentes que ha consultado con música de Doyagüe, solo tienen viola un total de 21, entre las que se encuentran las adaptaciones hechas para el Palacio Real y algunas copias tardías realizadas en otras capillas catedralicias. En el archivo de la catedral de Salamanca solo hay dos obras de Doyagüe que presentan una parte de viola y son copias en las que se mezclan particellas antiguas y modernas, siendo posiblemente la parte de viola un añadido posterior a la fecha de composición[13].
           En el archivo de música de la catedral de Salamanca se conserva alrededor de 150 obras de Reynoso. Es difícil precisar el número exacto de obras, puesto que, además de compositor, Reynoso era también copista de música y muchas de las partituras copiadas por él aparecen sin indicar el nombre del autor. Aunque es razonable suponer que los borradores anónimos que están copiados por Reynoso contienen obras suyas, no se puede asegurar del todo la autoría sin realizar ulteriores estudios, como la búsqueda de concordancias en otros archivos o el análisis del estilo o de las técnicas de composición.
      Varias obras de diversos autores, que se conservan hoy día en el archivo de música de la catedral de Salamanca, fueron copiadas por Reynoso. Entre los autores copiados se encuentran Pedro Rabassa (las dos misas que hemos mencionado antes), Juan Roldán (Gaude Maria Virgo[14], dos Miserere[15], Ave Maris Stella[16]) y Fabián García Pachecho (Válgame Dios[17]). Es de destacar que algunas de las obras de autores italianos del siglo XVIII que se conservan en el archivo de la catedral de Salamanca están copiadas por Reynoso, hecho que podría aclarar sus gustos e influencias. Suyas son las copias de una Salve a solo con violines y trompas[18] de Gian Francesco di Majo (1732-1770), maestro de capilla de la corte napolitana desde 1767, el motete Resplendebat Portu amenu[19] de Orazio Mei (1731-1788), organista en la catedral de Pisa y luego maestro de capilla de la catedral de Livorno, el motete Turbata abunda[20] de Antonio Benedetto Puccini (1747-1832), músico de Lucca, y dos salmos[21] y un Magnificat[22] de Pasquale Antonio Soffi (1732-ca.1810), maestro de capilla de la catedral dei Santi Giovanni e Reparata de Lucca. Entre las obras catalogadas como anónimas, también se encuentran algunas partituras copiadas por Reynoso, como el villancico Pan, pan yo quiero engullir[23] y los motetes Assumpta est Maria[24], Veni sponsa Christi[25] y Salve regina[26].
    Casi todas las obras de Reynoso conservadas en el archivo de la catedral de Salamanca son obras religiosas y la mayoría de ellas en latín. Abundan las salves a solo, los misereres, las misas y, sobre todo, los motetes, muchos de los cuales están escritos a cuatro voces sin acompañamiento. En el archivo de la catedral se conservan, sin embargo, algunas obras profanas de Reynoso con texto en italiano. En el antiguo catálogo de música de la catedral aparece una obra titulada Sempliceta tortorella che non vede il suo periglio[27] que, por desgracia, se encuentra actualmente en paradero desconocido. En el nuevo catálogo de los fondos de la catedral ha aparecido otra obra de Reynoso en italiano, O doil suono de querulli accenti[28]. Entre las partituras adquiridas recientemente por la BNE hay otras tres piezas profanas en italiano de Reynoso. Se trata de un recitado y aria sobre textos de Metastasio (Misero me! Qual gelido torrente[29]), un Finale para el “dramma giocoso” Il signor Dottore de Carlo Goldoni[30] y un recitado al que le sigue un trío con violines (Resta ô cara ê calma in tanto / Bella pace ormai discende[31]).
    La única obra instrumental que se conserva de Reynoso son seis cuartetos que fueron adquiridos por la BNE junto a las tres obras profanas en italiano que se han mencionado.

Raúl Angulo Díaz

Ediciones:

Seis cuartetos de cuerda, Edición de Raúl Angulo Díaz, Fundación Gustavo Bueno, Santo Domingo de la Calzada (2013)



[1] Josefa Montero: La figura de... Vol. I, p. 141; Álvaro Torrente: “Reynoso, José María”, en Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, SGAE, Madrid (2002), Vol. 9, pp. 160-161
[2] Josefa Montero: La figura de... Vol. I, p. 141.
[3] Cj. 5093, nº 2
[4] Cj. 5094, nº 1
[5] Josefa Montero: La figura de...Vol. I, p. 25
[6] Josefa Montero: La figura de... Vol. II, p. 63
[7] Estas condiciones pueden leerse en Josefa Montero: La figura de... Vol. II, pp. 62-63. Las condiciones eran: el compositor debía comenzar con un paso a 4 voces más acompañamiento basándose en algunas notas de la melodía del canto llano de la antífona; concluido este paso, el compositor debía añadir un “bajo supernumerario” al primer coro, pasando a ser entonces la composición a 5 voces; este bajo añadido debía cantar las notas del canto llano, durando cada una de ellas dos compases; posteriormente el compositor debía proseguir los intentos basándose en el canto llano, pasando de las 5 voces a las 8 voces; posteriormente, el compositor debía elegir algunas notas del final del canto llano para formar un intento a 4 voces de al menos 80 compases sobre la palabra “Amen”, intento que debía acabar con las 8 voces.
[8] El informe de Reynoso sobre los aspirantes pude encontrarse en Josefa Montero: La figura de...Vol. II, p. 67.
[9] Este texto aparece citado en Lothar Siemens Hernández: “Valoración estética y sociológica de Manuel Alonso Ortega sobre los músicos de su época”, Revista de Musicología Española, Vol. VIII, nº 1, Madrid (1985), pp. 135-138
[10] Ib.
[11] Josefa Montero García (dir.):Catálogo de los fondos musicales del archivo catedral de Salamanca, Catedral de Salamanca, Salamanca (2011)
[12] Josefa Montero: La figura de... Vol. I, p. 212
[13] Josefa Montero: La figura de... Vol. I, p. 213, nota 1090
[14] Cj. 5100, nº 09-2
[15] Cj. 5100, nº 10-1 y 2
[16] Cj. 5100, nº 09-1
[17] Cj. 5045, nº 02
[18] Cj. 5075, nº 01
[19] Cj. 5075, nº 10
[20] Cj. 5092, nº 17
[21] Cj. 5102, nº 25 y 26
[22] Cj. 5102, nº 27
[23] Cj. 5007, nº 18
[24] Cj. 5010, nº 22-1
[25] Cj. 5010, nº 22-2
[26] Cj. 5012, nº 20
[27] Signatura antigua: AM. 56-20. Dámaso García Fraile: Catálogo Archivo de música de la Catedral de Salamanca, Instituto de Música Religiosa de la Diputación Provincial, Cuenca (1981), p. 446
[28] Cj. 5093, 09-2
[29] MP/3172/19
[30] “Quinteto el S.r Dotor / Final del Acto primo”, MP/3172/17
[31] MP/3172/17. La partitura de este recitado y trío se encuentra mezclada con el Finale del drama jocoso.