miércoles, 10 de junio de 2015

Miguel de Ambiela (1666-1733)

Miguel de Ambiela. * La Puebla de Albortón. ¿28?- IX - 1666. † Toledo. 29 - III - 1733. Maestro de capilla.

Miguel de Ambiela nació en La Puebla de Albortón, provincia de Zaragoza, siendo bautizado el 29 de septiembre de 1666. Su padre fue Juan de Ambiela, natural de Bussy, en el principado de Bearne (Francia), y su madre Margarita Callizo, natural de Andorra. Fue mozo de coro en la colegial de Santa María de los Sagrados Corporales de Daroca (Zaragoza). Desde el 18 de septiembre de 1685, cuando tenía 19 años de edad, fue nombrado maestro de capilla de la colegial de Daroca, cargo que ocupó hasta marzo de 1686, cuando marchó a regentar el magisterio de capilla de la catedral de Lérida, sucediendo a Manuel de Egüés, que había marchado a ocupar el magisterio de capilla de la catedral de Burgos. Ambiela accedió a la plaza de Lérida sin oposición, puesto que a las oposiciones, que se habían celebrado poco antes, se presentaron dos maestros que no fueron juzgados dignos del cargo. El Cabildo decidió entonces enviar cartas a Barcelona, Zaragoza y Barbastro a fin de buscar un maestro adecuado, decidiéndose finalmente por Ambiela. Ambiela permaneció en la plaza hasta 1690, cuando le sucedió Gabriel Argany en el magisterio de capilla. Hay una laguna en la biografía de Ambiela entre el año 1690, momento en que abandona el magisterio de Lérida, y el año 1698, momento en que le encontramos como maestro de capilla de Jaca, sin que se sepa la fecha exacta de su admisión. Sabemos que en 1694 se presentó a las oposiciones al magisterio de capilla de la catedral de Salamanca, que ganó finalmente Tomás Miciezes. Entre 1698 y 1700 Ambiela desempeñó el magisterio de la catedral de Jaca. En mayo de 1700 se despidió de Jaca para regentar el magisterio de capilla de El Pilar de Zaragoza, sucediendo a Jerónimo La Torre. Ocupó el cargo en El Pilar hasta 1707, año en que marchó a Madrid para regentar el magisterio de capilla de Las Descalzas Reales. Le sucedió en el Pilar Joaquín Martínez de la Roca. Estuvo en Madrid hasta 1710, año en que se marchó a Toledo y le sucedió José de San Juan. Sabemos que en febrero de 1709 el cabildo de Santiago de Compostela, que trataba de encontrar un sustituto al anciano maestro de capilla Fray José de Vaquedano (maestro desde 1683 a 1719), convenció a Ambiela para que fuese el nuevo maestro.  Aunque Ambiela aceptó el cargo, finalmente no pudo ir, dado que no le concedieron licencia para abandonar la capellanía que tenía en la corte, por lo que finalmente, el 30 de abril de 1710, Antonio Yanguas fue nombrado maestro de capilla de la catedral de Santiago.

El 22 de marzo de 1710 fue elegido como maestro de capilla de la catedral de Toledo Miguel de Ambiela, sucediendo a Juan Bonet Paredes, que había sido nombrado en el puesto en 1706 y que había muerto el 25 de febrero de 1710. El salario del magisterio de capilla de la catedral de Toledo no era muy elevado (300 ducados anuales), y en las actas capitulares se mencionan a menudo “ayudas de costa” proporcionadas, dada “la falta de economía del maestro de capilla, que le trae empeñado”. Estos apuros económicos le impedían atender a los seises, por lo que solicitó ser exonerado de la obligación de tenerlos en su casa. Los últimos años de la vida de Ambiela se vieron afectados por su mala salud. En 1725 se menciona la “imposibilidad que tiene de subir al púlpito por el mal de gota y por la suma cortedad de vista”, y en el año 1728 se habla de sus “graves achaques”, debido a los cuales “no puede cumplir como desea con las obligaciones de su empleo”. Por ello solicitó que nombrasen como su ayudante a Juan Sánchez Organero, su discípulo. Miguel de Ambiela murió el día 29 de marzo de 1733. Le sucedió en el magisterio de la catedral Jaime Casellas, que había sido antes maestro de capilla de Santa María del Mar de Barcelona.

Obra
La mayoría de las obras de Miguel de Ambiela se han perdido, y lo que se conserva son en gran parte obras escritas en estilo de facistol a cuatro voces (SATB) sin acompañamiento o bien en estilo policoral a 8 voces (SSAT, SATB) con acompañamiento de órgano y/o arpa.

Diversas misas en estilo de facistol a cuatro voces (SATB), que se conservan en la catedral de Toledo y en la catedral de Oviedo: Misa Assumpta es Maria in caelum; Misa Beata es Virgo Maria; Misa de Cuarto Tono Beata es; Misa Exaltata est; Misa Hodie Maria Virgo; Misa de Octavo Tono; Misa de Octavo tono Quae est ista; Misa Paradisi Portae; Misa de Primer Tono; Misa Quae est ista; Misa Sacris Solemnis; Misa de Segundo Tono; Misa de Segundo Tono Assumpta est; Misa de Sexto Tono; Misa de Séptimo Tono; Misa de Séptimo Tono Paradisi; Misa Sicut Mirra

Salmos y Magnificat: Beatus Vir a 8 voces (SSAT, SATB) con violines, Beatus vir a 8 voces (SSAT, SATB), Dixit Dominus a 8 voces (SSAT, SATB) con violins ad libitum, Dixit Dominus a doce voces (SSAT, SATB, SATB), Lauda Ierusalem a 8 voces (SSAT, SATB) con violines ad libitum, Laudate Dominum a 8 voces (SSAT, SATB) con violines, Laetatus sum a 8 voces (SSAT, SATB) con violines ad libitum, Magnificat a 8 voces (SSAT, SATB), Magnificat a 12 voces (SSAT, SATB, SATB), Vísperas a 8 (SSAT, SATB), Miserere a 7 voces (SAT, SATB)

Motetes: Beatus iste sanctus, motete para confessor no pontífice, a 8 voces (SSAT, SATB); Exalta, motete a la Santísima Virgen, a cuatro voces (SATB), O Mundi Domina, motete a Nuestra Señora, a 11 voces (SSAT, SATB, dos bajoncillos, bajo); Tu es pastor ovium, motete a San Pedro a 8 voces (SSAT, SATB)

Varia en latín: Asperges me (SATB); Ecce Justus (AB); Fontem Virile (SATB); Letanía a Nuestra Señora (SSAT, SATB); Miles Superni (SATB); Miris Modis (SATB); Stabat Mater Dolorosa (SATB); Vidi Aquam (SATB)

Villancicos: se conserva apenas una docena de ellos.   


Obra teórica: Disceptación Música y Discurso Problemático en que se contravierte la entrada de el segundo tiple en el Miserere Nobis de la Missa que don Francisco Valls (…) compuso con el título de “Scala Aretina” (1717). En este escrito, Ambiela expone que la música es un arte liberal, además de verdadera ciencia, y como tal tiene sus principios ciertos e invariables, siendo su objeto el sonido y su fin mover el ánimo con deleite y gusto, aunque aclara que no todo sonido pertenece a la música, sino el sonido en cuanto númerico y proporcional, ajustado a reglas y principios. En ciertas circunstancias, no es necesario seguir las reglas del arte musical, siempre que estas excepciones no se conviertan en reglas y siempre que estén motivadas por algún principio o razón superior. Ambiela sostiene, en concreto, que la entrada del segundo tiple en el Miserere Nobis del Gloria de la Misa Scala Aretina es una excepción de las reglas del arte de la música y no una regla propiamente tal, como sostenían algunos. Tales excepciones las habían practicado los antiguos maestros, como Galán, Hinojosa, Baylón y Ortells, los cuales algunas veces en sus composiciones habían practicado, al igual que Valls, el hacer entrar alguna voz en especie disonante, por lo que la entrada que practica Valls en su misa no debía condenarse. “La regla de la música que prohíbe entrar cantando en especie disonante no es tan universal que no admita excepciones”, dice Ambiela, y estas “excepciones – como hacer ninguna o cortísima disonancia -, admitidas por las reglas generales de la música, se debían al deseo de seguir algún paso, o a la precisión de la imitación, intento o que a veces las pedía el buen gusto”. Ambiela alaba a Valls en el pasaje concreto de su misa, por el “singularísimo primor [de] continuar en una obra tan dilatada como una misa el intento”. En lo que no está de acuerdo es en tomar dicha entrada disonante como una regla a la que cualquier compositor pueda acudir, especialmente en aquellos compositores que carecieran de la maestría de Valls. Argumento semejante es el que da José de Torres, entonces organista principal de la Real Capilla, en el prólogo del escrito de Ambiela. Torres sostiene que Valls, dada su categoría como maestro en el arte de la música, puede permitirse lo que a otros compositores, no tan diestros ni tan entendidos, no debe permitirse.